sábado, 28 de junio de 2014

Día 2. LA MESA.

Ayer podemos decir que, para variar, empecé con el pie derecho (porque me lo torcí), pero no acabó tan mal.

La primera mesa de mi sección empezó con una queja porque el ingrediente principal de la sopa era sal. Con el morrete de la comensala levantado hasta la ceja, pensé... "Ya empezamos a empezar como una caca". Por suerte el chico joven de la mesa era muy majo. Tan majo que hablaba con la mesa, a mi altura desde luego no llegaba ningun sonido. Cuando me di cuenta, tenía sus morros en mi conducto orejil. No había manera de oirle. Es más, desde aqui os digo que no se oía ni él. ¿Y de pronunciación qué tal? Pues asi como no abría la boca para producir sonidos altos, tampoco lo hacía para producir sonidos con diferentes... Sonidos, o algo. Era plano. Su hablar era absolutamente plano. Asi, "coke" pasó a ser "ck", "pate" "p" and so on and so on. Muy entretenido.

Pero las risas no acabaron ahí. Cuando me preparaba para meter mi primera comanda en mi archienemiga la TPV, el que había tomado repentino lideradgo de mi sección para "ayudarme" y vigilarme (un poco tarde, por cierto, cuando ya había pasado lo peor sola el día anterior), tomó también lideradgo de mi amada huella dactilar y metió mi comanda en el ordenador, explicándome cosas que ya había hecho el día anterior y otros muchos, retrasándome con el resto de mesas y dejándome atónita ante tanta explicación tardía.

Pero pese a aquello y tres muy malas contestaciones de algun otro, asi todas seguidas, no tenía pensado abandonar mi sonrisa. Lo iba a bordar. Aqui venía mi segunda mesa.

"Can I have a wwiwiwndiwnwindiwn?"
"Sorry?"
"Can I have a white dry wine please?"
"Ah yeah, I just need to know..."
"WHIIII-TEEEE DRYYYYY WIIIII-NEEEEE"
"Si quieres copa grande o pequeña..."
"Oh I'm so sorry..."
O de cómo tratar a extranjeros como sordos y retrasados sin esperar a que te hagan la pregunta si quiera...

La tarde siguió sin problemas, bastante aburrida al principio hasta.... Aquella mesa. Me cubrí de gloria de principio a final.
Pidieron una cesta de pan (y esperaron diez horas porque no teniamos focaccia, que sufrió un viaje de diez minutos arriba y abajo en el montacargas porque nadie se dignó a sacarla) (luego el trozo de focaccia no les gustaba porque era un borde) (el trozo borde, como la vida misma, se quedó abandonado en el plato) (a estas alturas ya la había liado, porque separé la cesta de pan de los entrantes y no sabía que tenía que marcharlos), tres entrantes (que llegaron cuando estabamos abriendo el restaurante a la mañana siguiente...), un plato de ravioli a compartir (que casi supone un infarto a mi manager cuando vió que solo había un plato y no tres), y tres segundos. Tras pedirme la carta de vinos, entender solo "vino" mientras señalaba el vino que ya tenía (y que le había conseguido vender, uno de los especiales) y llevarle otro vino (que no, no había pedido), miré el pedido de la mesa. Me había coronado. Había cumplido todo lo esperado: en cada curso les había cambiado los cubiertos, les había vendido agua (still AND sparkling), pan (un poco tarde), les había llevado platos para el ravioli a compartir... Y les vendí postres Y cafés. Me sentía tan orgullosa.... Y llegó la cuenta. Cash. Me fui con el fajo de billetes a la caja para descubrir que les tenía que devolver 19,90.
"Madre mía, me quedo sin cambio...". Tras seis horas de contar y recontar todas las monedas del mundo para poder devolverles el cambio... Miré al espejo en el que me había visto sonreir tantas veces aquel día... Y vi cómo se marchaban.
No querían el cambio.
Era una propina. Una propina de casi 20 pounds en una mesa por la que había hecho todo lo posible, y en la que había conseguido seguir todos los pasos correctamente. Mi sonrisa brillaba en todo el restaurante.
En aquel momento me sentí orgullosa. Por primera vez, en una sola mesa de momento, pero era solo el principio, lo había conseguido.

Otras mesas vinieron, pero mi corazón seguía con aquellos ancianos. Tres personas. Unos de los clientes que, si vuelvo a ver, serán tratados incluso más entre algodones. Porque pese a que estaba "struggling", vieron mi esfuerzo. Gracias...

La siguiente mesa... Me acerqué. Era de tres, aunque solo había dos. Casi me quedo ciega al ver que, de dos chicas jovenzuelas, una de ellas estaba enseñando todo lo que la hacía mujer y que Dios le dio para esconder en braguitas. Tras correr al office y aclararme los ojos con lejía tras unas frotas de estropajo, les pregunté sin querían algo de beber mientras esperaban a su tercera amiga desnuda.
"Estamos esperando a otra persona"
....
En estos momentos me dan ganas de decir... Si. Bien
Es como cuando dices "¿Os apetece pan para picar mientras decidís el menu?" y dicen... No, primero vamos a mirar el menu. ¿¡Pero habéis oído lo que he dicho!?
En fin, ¡sin remedio!
En esta mesa perdí un dedo. Y luego rompi medio restaurante. Había que compensar con la perfección de los ancianitos.
Aquel día en cocina estaban furiosos, y los platos estaban más calientes que el puto fuego. Creí que dadas mis dotes pasteleras y cocineriles, mis manos eran callos. Me equivoqué. A medio camino con uno de los platos, un lagrimón de sangre cayó de mi ojo. Bendito Dios, quién me mandaría apoyar el canto de ese plato en mi pobre dedo pulgar. ¡Qué culpa tendría él!
Literalmente, llegar a la mesa, y dejar caer el plato, sin importarme una mierda todo lo demás. Mi dedo se caía. Amputación segura.

Tras hacer dos cuentas en tarjeta (gracias a Dios ayer, la máquina no me jugó malas pasadas) y una en cash, recogí la mesa de una montaña de servilletas (pero si solo había tres al principio), papeles y demás.
Entonces me vine arriba.
Me di cuenta de que, durante los dos últimos días, había llevado bandejas llenas de copas y vasos sin ningun problema.
Asi que decidí recoger los ochenta vasos de agua y dos copas a la vez. Y pensé... ¿Por qué no apilar dos vasos de agua, uno de ellos con agua?
Porque se cayó. Se cayó todo XD. Se cayó la botella de vino, todos los vasos, las copas, la sal, los azucarillos... El restaurante se quedó en silencio. Mi camiseta estaba empapada otra vez.

Tras veinte minutos de limpiar sal (al principio crei que era cristal hecho mil pedazos, y casi me da un infarto), de patinar sobre agua con diversas volteretas y mortales hacia atras, conseguí recoger los seis litros de agua (solo era un vaso, ¡por Dios!). Y ya está.

Lo demás de la noche, la verdad es que no es muy interesante. Se me pasó el tiempo volando, disfruté la mayor parte del tiempo y... Hoy en vez de tener solo cuatro mesas, tengo siete.
Literalmente la manager me dijo que no quería asustarme con ochocientas mesas (de hecho esa es una sección completa), porque quería que me quedase. So sweet <3 p="">

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