miércoles, 11 de mayo de 2011

Verdura en fases: crema de judías, bizcocho de rábano, zanahorias "smashed" y chips de rábano

Mis queridos y amados lectores, con éste creo que, si se sumar, cosa que a estas alturas de mi vida empiezo a dudar seriamente, ya son tres los platos únicamente verdurienses que he creado en un lapso de tiempo bastante corto.

Y es que claro, llega el verano, nos queremos poner nuestras cositas, nuestros bikinis de la talla 36 y... En el espejo ya ni entra nuestro reflejo, y la braguilla no nos entra ni en una pierna...
Así que queremos ponernos a dieta y perder los 100 kilos ballenáticos que hemos adquirido por gracia divina, en 10 días. Dieta si, queridos, pero con cabeza.

¿Y qué quiere decir con cabeza? Que no vale comer y luego potar en las macetas; el perro se va a dar cuenta.
Tampoco vale comer una rama de apio diaria y subir a la punta del monte a guardar silencio con los corderos y susurrar a los caballos.

NO! Ya basta. Lo que hay que hacer es, por el amor de dios, comer de todo y bien, nada de comerse 5 palmeras de chocolate diarias, cinco quilos de harina y azúcar a cucharadas, del mismo envase.

Así que, qué mejor manera de mantener la línea (curva), que comer verdurilmente, sobre todo para aquellos que son vegetarianos, como mi buen lector Diego, que de estas últimas recetas vegetarienses no ha comentado nada y estoy preocupada por su salud.

Total, que éste plato, más decorativo que otra cosa, no os voy a engañar, tiene su labor, pero ya que nos movemos un poco en la cocina, vamos perdiendo calorías y vamos ganando calores (chiste malísimo)

Como el título lo deja bastante claro, no creo que tenga que explicar mucho, pero en fin, yo después de hacer esta preciosa foto, como siempre, junté todo y me lo comí hecho una porquería, como una cerda, en un plato hondo, y tal...
Quiero decir que la idea de presentación está bien, lo de la verdura por fases queda muy decorativo, y para un restaurante, chapeau, pero para todos aquellos que no tenéis un restaurante (como solo me lee mi madre, y ella no lo tiene, pues mamá, atenta), cogéis las zanahorias y las judías verdes, lo trituráis con un poco de leche o nata (cuidado, a ver si lo que quitamos por un lado, se lo vamos a aportar por el otro)(y bueno, creo que es obvio que antes de triturarlo hay que cocinarlo), hacéis el bizcocho, lo ponéis encima, dejando que se empape, y lístofer, a zampar :)

Por cierto, este plato está dedicado a mi fiel seguidor el Capitán Rábano: te prometí un plato con rábano, y aquí está :)

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