martes, 1 de febrero de 2011

La Tagliatella, Licenciado Poza 55, Bilbao


Ultimamente voy a  muchos restaurantes. Pero parece que, cuando me ven sacar la libretita, todos se empiezan a cagar por las patas y ya no son capaces de hacer algo decente.
Hace poco hablábamos del Gau-txori, y recuerdo haber comparado el servicio con el del Nicoletta de Madrid. Aquel restaurante me traumatizó, pero ahora hay alguien más en el podium: el Tagliatella de Bilbao. Y es que no puedo entender cómo puede ir tanta gente a comer. 
Si os soy sincera, pagué 30 euros por dos platos para compartir que dejamos prácticamente enteros.
De primero, una “Insalata affumicata con vinagreta de frutas del bosque”, cuya descripción en carta era: lechugas variadas (mezclum de bolsa), langostinos (dos), gambas (tres, de un centímetro de diámetro), salmón (ahumado, y una vez más pasado desde hacía un mes, picaba incluso), cangrejo, maíz, anchoas (inexistentes) y tomate confitado (tomate crudo partido en dos).
De segundo y último, gracias a dios, porque poco más y acabamos en urgencias con una intoxicación, "Pappardelle al pepenero casalinga", cuyos ingredientes eran: longaniza (dos trancos que, desde luego en mi boca no entraban), tomate (no sabemos dónde), queso (si, definitivamente la salsa llevaba queso), albahaca (no se si podrida o cocida durante horas en la salsa, podrida xD pero el caso es que he tenido que escupir desesperada tres trozos porque eso parecía un chicle (podrido xD)), champiñones y piñones. Pero se les ha olvidado poner que también llevaba trompetas de la muerte. Ah, ¿que no llevaba? ¿y qué eran esos trozos negros duros que había en la salsa (que solo sabía a champiñón aquesado o queso achampiñonado)?
En fin, el caso es que hemos tenido que sufrir la cara de vegetal del camarero cuando se ha llevado la ensalada y más aun cuando se ha llevado la puñetera pasta, que encima eran como unos tagliatelle gigantes (parecen las cintas ésas que llevan las chiquillas a los juegos olímpicos) pegorroteados unos con otros (para servirte tenías que servirte todo o cortar con cuchillo y tenedor). Nos ha preguntado si no íbamos a comer más, todo extrañado. Le hemos dicho que estaba incomestible y nos ha contestado que "No me lo puedo creer. ¿Y no queréis probar suerte con alguno de los postres, un café, un te...?" No gracias, ya me voy a gastar suficiente en ésta basura, deberías invitarme, no se si lo sabes... Tras éste interrogatorio se ha cubierto de gloria tirando todos nuestros cubiertos al suelo y ha huido. 
Lo bueno es que al menos el servicio es rápido, nos han puesto unas aceitunas como aperitivo, nos las hemos comido, el pan y bebido todo el agua y media hora después (a mi colega comensal le ha crecido la barba, parecía un náufrago) ya nos han traído las tres hojas de lechuga mal puestas.
Sí, vamos, creo que voy a volver... Me encanta salir de un restaurante con más hambre del que he entrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario