Hoy nos toca hablar del gastrobar de Sergio Fernandez, el cual por cierto, ha sido mi muso para varias recetas, como ya sabeis.Un colega culinario, mi guía turístico gastronómico por Madrid, tuvo el detalle de llevarme a ver éste restaurante, con el cual había estado dando el coñazo durante lustros xD En el momento en que el señor Fernandez entró por la puerta casi me desmayo, pero bueno, supe llevar la situación con total naturalidad, muda xD
Pero bueno, hablemos del restaurante, que me pongo emotiva y no acabamos. Pudimos disfrutar de una velada muy agradable, pero hay que decir que tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas.
En primer lugar, el servicio que nos dió la camarera fue nefasto. Lo que más nos llamó de la oferta gastronómica que ofrecían fue una cola de rape, cuya guarnición ni siquiera recuerdo por el shock posterior. Despues de esperar a que la camarera volviese durante siglos, traté de hacerle el pedido y me gritó que de eso no había con una amabilidad nula. Cuando la pregunté si faltaba algo más de la carta, para ahorrar tiempo, me contestó que no y se fue, sin darme tiempo a llorar por su bordería.
Otro siglo más tarde volvió y nos tomó la comanda.
El primero, un arroz basmati con gambas y curry rojo, riquísimo. Nos entraron unos calores increibles por el curry, pero eso era de esperar xD Lo cierto es que yo sigo preguntándome si en Madrid el arroz basmati es diferente al resto del mundo o simplemente no era arroz basmati, mis cábalas creo que son bastante acertadas, sobre todo la segunda XD
Cuando aun nos quedaba arroz en el plato, la camarera retornó para decirnos que acabásemos ya de una vez, que tenía que traer los postres. Asi que de bastante mala uva tragamos lo último que quedaba.
Acto seguido nos trajo el coulant de chocolate, que por fin era coulant, con una quenefa un poco deforme de balsámico y nos tiró el chocolate caliente en el plato con un asco impresionante. En ese momento me pregunté por qué esa mujer seguía trabajando alli y yo no tengo trabajo xD También nos trajo una mousse de mango en copa, super bien presentada, todo hay que decirlo.
En resumen, me llevo de positivo el coulant, y el arroz aunque no fuese basmati. Desde luego en negativo el servicio que nos dió la camarera, que no se si será igual de borde con todo el mundo, pero te quita las ganas de volver alli.
De precio, muy recomendable, porque las raciones son bastante grandes.
El otro día fuimos cuatro amigos con la idea de conocer este restaurante. El servicio, lamentable: la camarera morena nos ignoraba de la peor manera, diciéndonos que sí a todo pero sin traernos ni la carta, ni la comida ni, finalmente, la hoja de reclamación. La otra camarera, una chica rubia, era bastante más amable, y gracias a ella pudimos comer algo: el bacalao de Bilbado (sic), que estaba bien; el pastel de berenjena, también bueno; una ensalada, normalilla; y una hamburguesa McLuca, muy rica. Cuando pedimos los postres, la camarera morena nos dijo que no era posible porque ya había cerrado la cocina (llevábamos desde las 15.00 en la mesa). Pedimos la hoja de reclamación y no había manera de conseguirla; según la camarera rubia, no la encontraban por ningún lado. Como vieron que sin la hoja no pagábamos, milagrosamente apareció. Comida bastante buena de un lugar al que no pienso volver.
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